Opinión
Un descenso por omisión de socorro
Imposible resistir una devaluación sistemática de la plantilla y el pasotismo de la cúpula directiva

Carlos Corberán y Kiat Lim se dan la mano en la visita del hijo del máximo accionista. / VCF MEDIA
Este fin de semana se consumó lo que parecía inevitable desde hace muchas jornadas: el descenso del Valencia Femenino. Si bien trágica, esta noticia carece completamente de factor sorpresa. Con la gestión de Meriton Holdings y sus fieles ayudantes en el club, era cuestión de tiempo que llegase la caída valencianista a Segunda División porque ningún equipo es capaz de resistir una devaluación sistemática del nivel de su plantilla y un desprecio tan grande por parte de la cúpula directiva.
Desde que el equipo acarició los puestos Champions hace ocho años, teniendo la oportunidad de dar el salto a un status de ‘grande’ del fútbol español, cada temporada ha tenido una plantilla un poco menos competitiva. Las mejores jugadoras se han ido cada verano y la apuesta por refuerzos de nivel ha brillado por su ausencia, estando cada vez más lejos de ambicionar cotas de prestigio y más cerca de descender a la categoría de plata.
Ningún ‘susto’ a lo largo de estos años ha servido como escarmiento y la mediocridad meritoniana, que te debilita poco a poco hasta hacerte creer un equipo pequeño que debe luchar por la permanencia, ha hecho el resto.
Como siempre en este club, ahora todo el mundo se hará el sueco y relativizará su parte de culpa en el empastre, pero la realidad es que las personas que ocupan cargos de responsabilidad han ‘pasado’ del problema del Femenino durante años. Para muestra, un botón: cuando Kiat Lim viajó a Valencia para presentarse como nuevo presidente del club, se reunió con cuerpo técnico y capitanes del equipo masculino, pero a ellas, que también estaban en una situación límite, no las convocó. Un detalle que dice muchas cosas y no solamente de Kiat, al que está claro que el Femenino no le importa, sino que llama la atención que ninguno de los palmeros que tiene en Valencia le convenciese de la conveniencia de sentarse con Cristian Toro y sus capitanas.
El destino, por tanto, de un equipo abandonado a su suerte y que el Valencia solamente ha usado con fines marquetinianos a lo largo de estos años, estaba escrito con una rúbrica inconfundible. Propietario: Meriton Holdings.
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