Zarpazo de Primera del Levante al Elche
El equipo de Julián Calero, mediante un fútbol práctico y vertical, asalta el Martínez Valero y vence a un conjunto franjiverde dominante con balón, pero que no fue capaz de concretar

Celebració de los jugadores granotas en el Martínez Valero / Álex Domínguez

El Levante siempre será capaz de lo mejor y de lo peor. Capaz de dejar escapar escenarios que le permitan huir de la desesperación y de sorprender cuando nadie apuesta por ellos. Quizás, esa sea su mejor virtud, su estilo de vida. Difícil de entender para unos, pero emocionante para los que sienten los colores azul y grana en su interior. Ser de este equipo significa navegar en el alambre y en la tensión más absoluta. Sobre todo, en una Segunda División de la que pelea por escapar a toda costa. No obstante, el Levante, siempre, e independiente de su estado de salud, resucitará de sus cenizas. Resurgirá para sorpresa de los que lo dieron por perdido. Esa es la esencia del Levante, al que nunca, ni en sus mayores crisis, hay que darle por muerto.
Su victoria contra el Elche en el Martínez Valero, ejecutada mediante un ejercicio de resistencia y una precisión sobresaliente gracias al doblete de Brugué y al tanto de Forés, le devuelve la credibilidad perdida tras sus dos últimos tropiezos y se asienta, a falta de tres jornadas para que finalice la liga, en la segunda posición de la tabla. En el lugar donde todos los competidores de la Segunda División sueñan con estar. Tras asaltar el territorio de las palmeras, el gato suspira por subir al lugar que le corresponde tres años después de su caída, aunque el Elche, a pesar de su derrota, también lo tiene cerca al conservar el liderato. A los de Eder Sarabia les queda poco. Y el Levante, si sigue así, terminará consiguiéndolo.

Celebración de Roger Brugué / Álex Domínguez
El Martínez Valero, uno de los escenarios más complicados de asaltar en la categoría de plata del fútbol español, vistió sus mejores galas para el que fue el partido de la jornada, con un Elche que, motivado por el calor de su gente, fue a arrinconar a su adversario a través de su estilo combinativo y vertical. Lo transcurrido en los compases iniciales del encuentro cumplió con las expectativas de Eder Sarabia, pero Calero, que aterrizó a su cita con el líder inmerso en un ambiente de dudas tras sus pinchazos ante el Oviedo y contra el Tenerife, dio la sensación de que tenía un plan. Por momentos estresante para los desplazados a Elx, ya que la superioridad local estuvo muy latente, pero su ejecución sobre el verde fue sobresaliente. Avisaron los locales, con un disparo de Josan que repelió Andrés Fernández y cuyo rechace terminó en las botas de un Nico Castro que se topó con el lateral de la red. Sin embargo, el Levante, posteriormente, se adelantó en la primera oportunidad que tuvo. Pampín mandó un balón aéreo buscando un desmarque de Morales que no encontró, pero el despeje de Affengruber cayó en un Brugué que superó a Dituro con un disparo cruzado.
Todos los desplazados al Martínez Valero enloquecieron con la diana de su ‘7’, referente en el levantinismo y artífice de goles importantes esta temporada que han servido para alimentar la ilusión que envuelve a la afición granota. Fue el inicio de un guion soñado a pesar de que el Elche no bajó el listón. Siguió amenazando la meta de Andrés Fernández, sobre todo, mediante centros, aunque sin renunciar a buscarle las cosquillas a su rival por zonas interiores. Pese a ello, no llegó a esperar que, en su segundo acercamiento, los granotas doblarían su renta en el luminoso después de un error de Dituro en su intento de jugar con Bigas. Carlos Álvarez se entrometió en el envío, se orientó hacia el interior del área y detectó la internada de un Brugué que no falló su mano a mano con el meta argentino. Un jarro de agua fría para el Elche, rabioso al sentir que su libreta, que causa tendencia en Segunda División, era incapaz de dañar a un Levante que se sintió cómodo defendiendo y, sobre todo, mandando misiles desde su retaguardia que superasen a la defensa franjiverde. De hecho, según su tendencia a lo largo del encuentro, ese era el objetivo: encontrar al frente de ataque levantinista desde la retaguardia.

Forés celebra su tanto ante el Elche / Álex Domínguez
Así llegó un descanso de ensueño en Orriols. Ni en sus contextos más optimistas, la afición granota se imaginó afrontar el paso por vestuarios con un luminoso tan favorable. Pese a ello, ni mucho menos iba a ser una segunda parte plácida. La intensidad del Elche subió desde el momento en el que el colegiado reanudó el choque. Era su partido, su momento de encarrilar su ascenso a Primera División y no quiso desaprovechar la oportunidad. De hecho, si Pampín no hubiese desviado a córner y en boca de gol un centro desde la izquierda a los cinco minutos del reinicio, el guion hubiera dado un giro beneficioso para el Elche. Sin embargo, los de Eder Sabaria recortaron diferencias por mediación de Mourad en el 65', tras un centro procedente de la izquierda de Nico Fernández, que activó a los presentes en el Martínez Valero. El estadio se vino arriba, creyó en la remontada y, por momentos, la acarició, pero Andrés Fernández, desviando primero un potente lanzamiento de Pejiño, y después un chut envenenado de Josan, salvó los muebles de un equipo que, nada más meter en el campo a Giorgi Kochorashvili, Vicente Iborra y Álex Forés, se levantó del revés devolviéndolo con un derechazo en forma de gol. Carlos Álvarez, cuajando uno de sus mejores partidos de la temporada, filtró un pase entre líneas a Forés y el ‘19’, picándosela a Dituro, provocó un estallido de felicidad incontrolada en las gradas teñidas de azulgrana.
Todavía tuvieron tiempo los de Julián Calero de hacer un cuarto que hubiese certificado el triplete de Brugué, pero el ‘7’ intervino en fuera de juego un centro de Carlos, omnipresente en tres cuartos de campo. Aun así, la linterna del Elche se apagó cuando el delantero cedido por el Villarreal B silenció su estadio. No dejó de merodear el área levantinista, pero lo hizo sin espíritu, sin convencimiento y ante una afición a la que los futbolistas de Calero le aguaron la fiesta. El Levante, de esta manera, afrontó el tramo final del partido seguro y confianza para conseguir tres puntos de vital trascendencia. Como si se hubiera quitado toda la presión que le agarrotó en sus dos últimos compromisos. Aún queda camino, pero el conjunto granota siente que lo tiene cerca. El Elche, en calidad de líder, también. Pero en Orriols tienen claro que no negociarán ni un gramo de esfuerzo hasta lograr su sueño de ascender a Primera División.
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